¡Alimenten a la bestia! El glorioso espectáculo de la trituradora
En un rincón polvoriento donde la lógica se desintegra y el caos reina, existe un espectáculo de una belleza destructiva: ¡la trituradora en acción! No es una delicada bailarina ni un mago con chistera, sino una bestia mecánica con mandíbulas de acero y un apetito insaciable por la obsolescencia.
Ver cómo esta maravilla de la ingeniería engulle objetos otrora útiles y los reduce a una masa informe es, admitámoslo, extrañamente satisfactorio. ¿Esa vieja tostadora que quemaba el pan por un lado y lo dejaba crudo por el otro? ¡A la trituradora! ¿Esos VHS de aeróbicos ochenteros que juraste tirar hace una década? ¡A la trituradora!
El espectáculo comienza con la anticipación. Los objetos condenados, alineados como prisioneros antes de su ejecución, aguardan su destino. Luego, la bestia ruge, sus engranajes chirrían con promesa de destrucción. Un operario con una sonrisa traviesa (o quizás solo está concentrado) acerca la primera víctima.
¡Crunch! ¡Crack! ¡Whirr! En cuestión de segundos, lo que una vez fue un objeto reconocible se convierte en una lluvia de fragmentos, una nube de polvo que flota en el aire con un aroma vagamente metálico y nostálgico.
El público (que suele ser el operario y quizás alguna alma curiosa) observa con una mezcla de fascinación y alivio. Es catártico ver cómo lo inútil, lo roto, lo que ocupa espacio innecesariamente, es desintegrado sin piedad.
Desde teclados rebeldes hasta muñecos sin un ojo, pasando por expedientes que nadie leerá jamás, todo sucumbe al poder implacable de la trituradora. Es una danza macabra donde el objeto baila su último vals antes de convertirse en la nada.
Y al final, cuando la bestia se sacude su "melena" de restos triturados, queda una sensación de limpieza, de espacio liberado. Es como si el universo hubiera hecho un "delete" masivo de todo lo que ya no servía.
Así que la próxima vez que te sientas abrumado por la acumulación, recuerda el glorioso espectáculo de la trituradora. ¡A veces, la solución más divertida es reducirlo todo a polvo!
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